Me hice el firme propósito de reencontrarme a mí misma, meditando sobre el pasado y tomando fuerza para continuar este viaje que me lleva por los caminos de la tierra.
He tenido frío… mientras ese viento helado acariciaba mis noches y mis días.
He tenido miedo... cuando, contemplando esas rocas que penden sobre mi cabeza, me creí aplastada por una de ellas.
He tenido... zozobras, en la bifurcación de los caminos, al no saber cual me llevaría sin rozar siquiera senderos pantanosos.
Estuve mirando atrás y también vislumbrando aquella luz que aviva el fuego en el lejano horizonte.
Hice mil cábalas, pensé mil pensamientos y lloré mil lágrimas pensando en esa utopía que me alejó de la vida, poco a poco.
Hoy… comienzo viaje, sin prisa; admirando lo bello y haciendo que lo oscuro del camino -que los fangales, las piedras y esas espinas que se alzan victoriosas-, alcancen ese tinte brillante que mis ojos se afanan en buscar.
Todo es bello si sabes pintarle colores a la vida.